Satisfacción familias. Pregunta: Seguridad y vigilancia

Por qué esta pregunta es relevante

La seguridad y vigilancia en un colegio es un pilar fundamental para garantizar un entorno protegido, confiable y libre de riesgos tanto para estudiantes como para el personal.


Este indicador evalúa la percepción de la comunidad educativa sobre la presencia de protocolos, personal capacitado y medidas preventivas que salvaguarden la integridad física y emocional de los alumnos.


Un buen resultado en este aspecto refuerza la confianza de las familias y contribuye a un clima escolar positivo.

Implicaciones de un resultado bajo

Un puntaje bajo puede significar riesgo potencial para la integridad física de estudiantes y personal, falta de protocolos claros ante emergencias, o deficiencias en la supervisión de accesos y zonas comunes.


Esto puede generar desconfianza en las familias, aumentar la probabilidad de incidentes y deteriorar la imagen institucional.


Además, podría implicar incumplimiento de normativas legales o de seguros.

Ventajas al tener un resultado alto

Un resultado alto indica que el colegio cuenta con procedimientos bien definidos, personal vigilante y medidas preventivas efectivas.


Esto fortalece la tranquilidad de las familias, genera un ambiente seguro que favorece el aprendizaje y reduce riesgos legales.


Además, eleva el prestigio del colegio y lo posiciona como un entorno confiable, lo que puede atraer a más familias interesadas.

Recomendaciones prácticas (priorizadas)

Prioridad alta:


  • Revisar y actualizar el plan de seguridad escolar y los protocolos de emergencia (incendio, terremoto, intrusos, etc.).
  • Implementar formación periódica para todo el personal en prevención de riesgos y manejo de crisis.
  • Asegurar que haya vigilancia activa en puntos estratégicos (entradas, salidas, pasillos, patios) durante toda la jornada escolar.
  • Controlar accesos mediante sistemas de identificación o registro de visitas.


Prioridad media:


  • Colocar cámaras de seguridad en áreas clave y asegurarse de que funcionen correctamente.
  • Mejorar la iluminación en zonas de acceso y espacios exteriores.
  • Realizar simulacros trimestrales con toda la comunidad educativa.


Prioridad baja pero recomendable:


  • Fomentar una cultura de autoprotección en estudiantes, con charlas y talleres adaptados a cada edad.
  • Establecer un canal confidencial para reportar incidentes o situaciones de riesgo.